domingo, 9 de diciembre de 2007

Adicto a los polvorones

Hola, soy Kiosuke y me confieso adicto a los polvorones. Vale, no a cualquier polvorón, soy adicto a los polvorones El toro vega.

Paso al lado del mueble y me vienen a la mente. Tengo que echar un vistazo. Están ahí. Míralos. Qué ricos ellos, ni se mueven. Voy a abrir la bolsa...

¿Dos o tres? Bueno, empieza por dos así luego tienes motivo para volver y coger otros ¿dos o tres? Venga, que me como el primero...

Y lo coloco sobre la palma de mi mano preparándome para aplastarlo. Sí, me encanta aplastarlos. Nada de comerlos tal cual vienen, se perdería la gracia. Coloco la otra mano sobre él y ejerzo fuerza. Y más fuerza, por si acaso...

Lo desenvuelvo y por fin empiezo a comerlo.

Mal. Has caído otra vez. Qué va a ser de ti. Cómo se lo dirás a tus amigos. No se puede, es algo que se lleva por dentro y por fin hoy me he animado a contarlo que dicen que es el primer paso... Pero no quiero que se termine, quiero seguir siendo adicto, pero eso sí, adicto aceptado.

3 comentarios:

Nepomuk dijo...

Si fundas el club de polvorónicos anónimos, yo, en cuanto haya terminado con mis sesiones en el de alfajóricos y bombónicos de coco, estoy dispuesto a asistir.

He dicho.

Kiosuke dijo...

Es duro, yo creo que aunque deje de comerlo voy a ser adicto toda la vida. Llegarán las Navidades año tras año y recaeré o sifriré conteniéndome.

Si quieres apuntarte, bienvenido.

Anónimo dijo...

Yo los como todo el año, mi madre me los traede Valladolid. Y ahora esta enganchado mi hijo, hasta el punto de que los estoy buscando en Madrid, podrian facilitarme una direccion?
Acabo de encontrar una en la calle Ferra 47 pero tengo que ir para ver si hay todo el año

albertoquilla@hotmail.es